No quiero arrepentirme
el día de mi muerte, por no haber alzado la mano, al oír ver o saber de una
mujer golpeada, violada, torturada, asesinada. Por la cadena de horror desatada
desde hace mucho.
Deseo no ser parte del silencio. Luchar por la justicia de
género, sin matar a nadie.
No quiero que a
ninguna mujer le corra el rimel por sus ojos. Deseo que le corran el labial, a
besos.
No quiero que existan,
nunca más, madres buscando a sus hijos asesinados en las calles. Deseo que las
madres críen a hijos sanos y puedan conocer a sus nietos.
No quiero que existan
mujeres con la vagina destrozada ό mutilada por la brutalidad. Deseo que su
vagina reciba amor, gozo, erotismo y ternura.
No quiero que mujeres
indígenas, sean menospreciadas o degradadas.
Deseo que su canto de cultura y tradiciones sea acogido con respeto.
Deseo que su canto de cultura y tradiciones sea acogido con respeto.
No quiero que se
discrimine por raza, color o religión, a ninguna mujer, en ningún rincón del mundo.
Deseo, por el contrario, que sus voces sean escuchadas y sean parte de la
historia.
No quiero que las
mujeres callen, ¡Nunca más! Deseo
que rompan el silencio y se rebelen, rompiendo en llanto, si es necesario.
No quiero que ninguna
mujer, escarbe en la basura por alimento, para ella y sus hijos. Deseo que
lleve a la mesa pan limpio y con dignidad.
No quiero que a
mujeres jóvenes les roben los sueños por “andar solas”.
Deseo que vuelen con alas propias y vistan lo que les dé la gana.
Deseo que vuelen con alas propias y vistan lo que les dé la gana.
No quiero que los
derechos, ganados por mujeres, para mujeres, se continúen violando. Deseo que
se respeten y se apliquen.
Eso quisiera…Eso
deseo…Eso escribo.
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