Lo imposible de olvidar - por Mimi Juliao Vargas


Catalina y yo tomábamos café sentadas en las mesitas al aire libre de la Plaza de Santo Domingo. Ella había nacido en una pintoresca población de los Andes en el interior del país y actualmente se encontraba radicada en la ciudad de Cartagena. Hablaba con nostalgia de las costumbres de esos pueblos tan diferentes a los costeños, -“Nací en un sitio que bien puede decirse, es el más hermoso de la región. Se levanta ufana en un valle rodeado de altas y azules montañas mostrando al viajero que se acerca por una ladera, el contraste de sus techos de rojas tejas de barro con los verdes de los árboles, los cuadros simétricos sembrados de dorados trigales, maizales y variados surcos de hortalizas resplandecientes con los rayos del sol que se asoma mientras la blanca niebla se desplaza lentamente hacia el cielo, confundida con el humo de los fogones hogareños cocinando los tradicionales desayunos con huevos, arepas de maíz, queso criollo fresco y chocolate bien caliente, impregnando el ambiente con este inconfundible aroma”…

-Catalina mira sin ver a lo lejos, tal vez reviviendo por solo un momento, estos familiares recuerdos y la dejo continuar.-
…”Cada vez que puedo, visito a mis ancianos padres y no puedo evitar el choque de tantos sentimientos y emociones. Siento en mi piel las vibraciones del aire y la naturaleza, me estremecen las rosas y agapantos azules sembrados en el parque situado frente a la iglesia en donde los parroquianos se reúnen después de la Misa a hablar del prójimo entre ellos mismos… Jmm! nada ha cambiado. Hasta el centenario árbol de roble que me hace llorar cuando abrazo su enorme tronco, en donde aún están grabadas las iniciales de David y las mías, encerradas en un corazón, aquel día en que sellamos con un inocente beso nuestro primer amor. David era un campesino agricultor de contextura atlética por razones de su dura actividad en el rancho y mi padre era el alcalde de la localidad, así que podrás imaginarte en el secreto que manteníamos aquellas relaciones! David me traía locamente enamorada porque la rudeza de su poca educación se borraba con la dulzura de su mirada color de miel como sus ojos “…Fue un romance de adolescentes, pero fue el despertar de mis instintos de mujer –y fue un amor inolvidable-
Hizo una pausa para contener un profundo suspiro, tomó un sorbito de café, hizo silencio por unos minutos y prosiguió recordando en voz alta: -
…”Fue un romance de novela.. me escapaba en un caballo hasta los sembrados de la hacienda de mi padre, limitante con la de ellos. Nos besábamos mucho en una caballeriza que habíamos acondicionado para nuestros encuentros., en silencios interrumpidos solo por los trinos de las alondras y turpiales. Pero un día, cuando iba hacia la hacienda, me crucé en el parque con un grupo de estudiantes excursionistas de la costa Caribe quienes nos visitaban para seleccionarnos como concursantes en el evento de -El pueblo Andino más bello-. Contagiada de su entusiasmo, me comprometí con el evento, ayudando y apoyando a su coordinador hasta que me enamoré de él. de su iniciativa, su inteligencia, su alegría y su cultura. No supe cómo pasó ni cómo cambié a David por Enrique, hoy mi esposo y tu amigo. Ambas callamos solo por unos minutos, pensando cada una en los caprichos del destino, y en el triste despecho de David, mientras tanto, se acercaba Enrique feliz con sus dos hijos mientras que un profundo suspiro se escapaba del pecho de Catalina.


Cartagena, colombia-01-15-0l6

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