El libro / Netty del Valle

Apagué la luz justo cuando el reloj marcaba la una y treinta de la madrugada. El sueño me venció después de estar leyendo toda la noche un borrador que la remitente me había enviado por correo con una nota adjunta solicitándome que  criticara, sin aspavientos, su primera arriesgada obra de literatura titulada  El Libro.

La conocí cuando coincidimos en aquel encuentro del Festival del Bolero, sentadas en la misma mesa con un grupo de amigas en común y, entre charla y charla, intercambiamos direcciones en una servilleta de papel. Recuerdo como nos emocionamos cuando llegó el invitado especial de la noche vestido de lino blanco y se plantó en el atrio de la iglesia para hablar sobre historias de la música de siglos pasados. Sus palabras inteligentes, puras, francas y sin sombras, retumbaban en la placita La Trinidad, hechizando el brillo de una noche alumbrada por la luz amarillenta de las farolas que pendían de los postes de madera. Nos dejamos capturar por la belleza de las palabras de aquel desconocido, y ambas nos pusimos a jugar con su prosa entre los dedos mientras humedecíamos nuestras bocas con un combinado de vodka y  jugo de tomate…

             Nunca me había detenido a leer 237 páginas que no tenían  escrito absolutamente nada...

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